Preparar la mochila, solo hay plaza para lo imprescindible, como compañero fiel cuaderno y boli y emprender un viaje de aún no sé cuantos días para ir de Moscú a Beijing, pasando por Mongolia.
Basar los días en descubrir paisajes, conversar (a veces mediante señas) con algún desconocido, leer, probar comidas nuevas, hacerme preguntas, intentar resolverlas mientras miro la ventana de mi vagón sin ver nada de lo que hay al exterior, tomar un té con un desconocido sintiéndote su amigo.
Eso es lo que me gustaría hacer.
Prometo no tener sobredosis de "Pekín espress" y no veré la película de "Trans-Siberian" de Brad Anderson.
Fotos de Frédéric Hermann